miércoles, 11 de noviembre de 2009

ESCENA COTIDIANA 1


Ahora que Rita está sola en esa casa, se siente más acompañada que nunca. En la cocina, en el salón, en la habitación de matrimonio, en la de los niños, en el cuarto de baño, no consigue ni un solo segundo de intimidad ni de sosiego. Los invitados no la dejan tranquila y hablan demasiado alto.

Rita desea gritarles "¡Callad! ¡Salid de mi cabeza! ¡Estoy harta!"

"¡Harta!"

Pero no callan.

Nunca callan...

En cada rincón de esa casa, por oscuro e insignificante que sea, la vergüenza, la impotencia, la ira, el odio, el desdén y el despecho, la siguen parlanchines e irritantes, respirando afanosamente, casi sin resuello, recordándole en todo momento que sus 53 años de vida han sido un despropósito sin solución de continuidad.

No hay comentarios: