martes, 23 de febrero de 2010

CIUDAD


El color
se extiende
sobre mi epidermis
cubriendo cada molécula
de cemento y metal

La huella del ruido
de miles de almas
sutura las heridas
del tiempo
que emanan
dolor
y amnesia

No son recuerdos
ni tiempos mejores
los que maquillan
mi esqueleto
descarnado

No son sonrisas
acaso esbozadas
con timidez
las que me envuelven
en sueños lúcidos

La podredumbre
escupe
a mis pies
insensible
mientras la locura
de mi memoria
muere
en la calle
derramada
en una sola gota
de plasticidad

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