
Sucedió el 15 de mayo.
Jay-Jay Johanson estuvo inconmensurable.
Una escenografía desnuda iluminada con delicadeza minimal, notas desgranadas en un piano, bases rítmicas y texturas sonoras surgidas de un iBook y su voz llenando el aire que respirábamos.
La imagen muestra uno de los momentos más intensos del concierto. Jay-Jay solo en el escenario, envuelto por la más absoluta oscuridad e iluminado por un único foco de luz blanca, proyectaba su voz hacia una audiencia sobrecogida por la emoción.
Ha pasado el tiempo y su universo sigue aquí, muy cerquita.
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